Anoche cuando dormía, soñé bendita ilusión… que el ministro de Consumo se comía un chuletón.
Me preguntaba, dando vueltas en la cama, a qué venía comer esa carne tan insana para nuestra dieta, según nos indicaba el señor ministro de Consumo, en un vídeo realizado al estilo de un ‘influencer nutricional’. Es que, no me digan que no es un sueño comerse una estupenda carne roja. Otra cosa es poder pagarla.
¡Qué bueno es el señor ministro! Siempre tan preocupado por nuestra salud. Pero ¿cuál es la respuesta a tal cuestión que invadió mis sueños más de una noche? Muy sencilla: es carne ‘roja’. No podía ser de otra manera. No se puede traicionar al partido, ni a la hora de comer. Aunque, (P)uedo (C)ontestar a (E)sta pregunta muy fácilmente. (I)ncluso, (U)sando argumentos que no sean ‘políticos’. Vamos a ello.
Una buena carne roja, no está al alcance de todos los bolsillos. Y ahora, está la economía como para chuletones y solomillos. Por eso, debemos ser solidarios. Debemos dejar de criar muchos animalicos para que suba el precio y solo puedan meterse un buen chuletón o solomillo, entre pecho y espalda, ellos. Mejoramos nuestra dieta, nuestro planeta y nuestro bolsillo. ¡Carambola! ¿Se puede pedir más?
¿Qué te apuestas a que va a acabar pasando esto o algo similar? Ah, no. Perdón, que dentro de poco tampoco vamos a poder hacer apuestas. Joder, y este es el ministro de Consumo. Al final van a tener que cambiar el nombre del ministerio por el de No Consumo.